- 300g de azúcar
- 300g de nueces
- 150g de almendras
- 3 cucharadas soperas de canela
- 250g (una tarrina) de mantequilla
- 1 paquete de pasta filo (unos 400-500g)
- 1 limón
- Clavo
- 75g de pistachos
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- Pica las nueces y las almendras hasta que queden en trocitos (pero sin que queden en polvo) y mezcla en un bol con 100g de azúcar y una cucharada sopera de canela.
- Derrite toda la mantequilla al baño marÃa o en el microondas a fuego lento (es importante que esté fundida del todo).
- Con un poco de mantequilla, pinta la fuente en la que vas a preparar los baklavas. Extiende la pasta filo sobre una superficie plana y coge dos hojas para que hagan de base y colócalas en la fuente.
- Usa una cuchara para extender mantequilla sobre la pasta filo y a continuación echa una parte de los frutos secos. Coloca una hoja de pasta filo, échale mantequilla y más frutos secos.
- Repite la operación hasta que solo te queden dos hojas de pasta filo (que serán la tapa). Colócalas, aprieta el conjunto suavemente para que se compacte, échale mantequilla por encima y deja reposar en la nevera unos 30 minutos.
- Precalienta el horno al menos 5 minutos a 190º, y pon la bandeja durante 30 minutos a esa temperatura.
- Mientras tanto, puedes ir preparando el almÃbar colocando en un cazo 200g de azúcar, dos vasos de agua, dos cucharadas soperas de canela, el jugo del limón con su cáscara y media cucharadita de café de clavo. Llévalo a hervir primero mientras lo remueves y luego déjalo a fuego medio durante unos 10 minutos. Saca del fuego y deja que se enfrÃe (puedes aprovechar el tiempo para ir pelando los pistachos).
- Saca la bandeja del horno y vierte con una cuchara la mitad del almÃbar sobre la pasta filo. Espolvorea los pistachos picados por encima, espera unos 5 minutos hasta que se enfrÃe y vierte la otra mitad del almÃbar. Deja reposar al menos 2 horas.
- Disfrútalo con un café fuerte o un té con mucho sabor. Ojo, los baklavas son pequeñas cargas de profundidad: una es una delicia, dos es vicio y tres pueden suponer una digestión contundente … ¡el que avisa no es traidor!.
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